Cuando perdemos, nos sentimos fracasados, en esos momentos en que todo
parece ir mal, tenemos dos caminos: lamentarnos por nuestra suerte o empezar a
conocer las causas de lo que nos ocurre. Son los momentos de crisis los que nos
invitan a pensar, a cambiar, a hacernos de nuevo. A darnos a luz a nosotros
mismos con un pasado reescrito y un futuro sin camino trazado. Un futuro que
puede abrirse en todas direcciones. Porque cuando parece que no queda nada,
todo empieza a ser posible, nos obligamos a pensar, a ver las opciones
escondidas, aparentemente invisibles o prohibidas y también empezamos a ver con
claridad los muros, las fronteras, las barreras. Solo para darnos cuenta que
las únicas limitaciones están dentro de nosotros. No es la realidad la que nos
limita aunque imponga obstáculos, porque si miramos bien solo ofrece opciones,
caminos, oportunidades que estarán ahí para quien este dispuesto a verlas, para
quien este dispuesto a dejar de ser su propio muro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario